Nuestros “Grandes compositores del audiovisual” reciben hoy al maestro Tan Dun (譚盾). Conocido por sus preciosas bandas sonoras y sus composiciones étnicamente diversas e innovadoras, es un referente cultural en la búsqueda de nuevas vías para transmitir al público su pasión y visión de la música.
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Nacido el 18 de agosto de 1957 en Si Mao, en la provincia central china de Hunan, Tan Dun fue criado por su abuela. Reclutado para «reeducación», o trabajo forzado, cuando era niño, plantó arroz durante la Revolución Cultural de China. Criado entre campesinos en una cultura chamánica que tenía una identidad lingüística y folclórica distintiva, aquel niño mantuvo sus oídos abiertos a la música de las canciones populares de la aldea y luego, para ocupar su mente, arregló fantásticas composiciones de la música con cualquier instrumento que pudiera encontrar. Desde muy joven aprendió de forma autodidacta a tocar instrumentos folclóricos como el erhu, o violín chino de una cuerda en las celebraciones agrícolas de la comunidad. A los 17 años, era el músico del pueblo y tocaba en fiestas, bodas y funerales. A los 19, escuchó su primera pieza de música clásica occidental, la Quinta Sinfonía de Beethoven, mientras tocaba el violín en una compañía de ópera de Beijing. En 1978, fue seleccionado entre miles de solicitantes para un puesto en el Conservatorio Central de Música de Beijing, donde obtuvo su licenciatura y grado de maestro en composición.
A los 22 años, Tan Dun fue reconocido como el líder de un movimiento artístico emergente de New Wave cuando escribió la sinfonía Li Sao, basada en un lamento de Hunan del siglo IV, para ser interpretada por una orquesta sinfónica occidental. Fue el primer compositor chino en ganar un premio internacional desde el comienzo de la Revolución Comunista en 1949. Lo hizo con su cuarteto de cuerda Feng Ya Song, con el que recibió el Premio Weber de Dresde, (Alemania).
Unos meses después, las representaciones y transmisiones de su obra fueron prohibidas por el Partido Comunista “sine die” por considerarlas «contaminación espiritual» para el pueblo chino. Aunque, tras una apelación al partido y un comité de investigación, dicha sanción quedo reducida a seis meses. La obra orquestal del compositor sobre el taoísmo se destacó por su estilo de marcada tradición china aunque fue escrita para una orquesta occidental. Inspirada en la muerte de su abuela, dicha obra fue el primer avance internacional del compositor en 1985. Tan Dun aceptó una beca en la Universidad de Columbia en 1986 para trabajar en su doctorado en música. Estudió con Chou Wen-Chung, Mario Davidovsky y George Edwards e hizo de la ciudad de Nueva York su hogar. Como estudiante, escribía música en un «atonal internacional estilo » según recuerdan sus profesores. Un estilo verdaderamente innovador que se hizo evidente en Eight Colors para cuarteto de cuerdas en 1988, y al año siguiente en 9 Songs, que empleaba los sonidos de 50 instrumentos de cerámica recién creados.
En 1992, Dun se convirtió en el compositor más joven en ganar la Comisión del Premio Suntory, y en 1996, fue el más joven en recibir el Premio Grawemeyer por su ópera Marco Polo. El primer contacto del compositor con el éxito occidental convencional llegó con Ghost Opera, pieza que escribió para el vanguardista Kronos Quartet en 1994. En ella tejió un preludio de Bach, una canción popular china, cantos de monjes y las palabras de Shakespeare. Polo, que fue encargada por el Festival de Edimburgo y debutó en la Bienal de Múnich en 1996, también fue elegida Ópera del Año por la revista alemana Oper. La música para el medio audiovisual también ha sido una parte muy importante en su carrera y encontramos fabulosas partituras para documentales como China in Revolution: 1911-1949 (1989), The Mao Years: 1949-1976 (1989), Nanjing 1937 (1995), China: The Wild East (1994) De oogst van de stilte (1994), Aktion K (1994) o In the Name of The Emperor (1998).
Su salto a Hollywood sucedió con Fallen (1998), película interpretada por Denzel Washington y dos años después le llegaría el reconocimiento mundial con su fabulosa banda sonora para Crouching Tiger, Hidden Dragon (2000), película dirigida por Ang Lee y por la que ganó el Oscar a mejor banda sonora imponiéndose a “monstruos” de la talla de Hans Zimmer, John Williams Ennio Morricone y Rachel Portman con una banda sonora donde de manera elegante Dun mezcla la música tradicional china con la sinfónica occidental. Siempre con una bellísima calma tanto para la historia de amor como para las escenas de lucha con una integración de la música perfecta con las imágenes y preciosa aportación de Yo- Yo Ma y su chelo a la partitura. Dos años después Dun repetiría con otra estupenda película wuxia dirigida en esta ocasión por Zhang Yimou para la que compuso otra fantástica banda sonora: Hero (2002), donde la música camina entre lo épico y lo lírico de forma magistral junto a melodías chinas, coros, una imponente percusión y chelo también muy protagonista.
En esta misma línea, en 2006, Dun relaiza la banda sonora para la película The Banquet, dirigida por Xiaogang Fen y protagonizada por Ziyi Zhang que adapta ligeramente Hamlet con un resultado nuevamente en lo musical sobresaliente.
Igualmente, Tan Dun ha sido llamado a componer música para algunos de los eventos más importantes de su época; Para celebrar la reunificación de China y Hong Kong, compuso la Sinfonía de 72 minutos 1997 Heaven Earth Mankind, que incluía un bianzhong, un conjunto de 65 campanas ceremoniales de bronce de la provincia china de Hubei del año 433 a.C. que habían sido desenterradas por arqueólogos. Dun dirigió la Orquesta Filarmónica de Hong Kong en la tonalidad de Re mayor, la misma que La Oda a la Alegría de Beethoven, a un ritmo africano. El crítico de Time Terry Teachout calificó la pieza «tanto francamente romántica como inmediatamente accesible: La Novena de Beethoven reformulada audazmente para los posmodernos» y un «estofado multicultural seductoramente sabroso», con Yo-Yo Ma y su violonchelo con gran protagonismo. Tan Dun compuso la sinfonía en 13 movimientos cortos en lugar de menos y más largos. A pesar de la importancia cultural y política de la ceremonia, los medios especializados la declararon «el evento de música clásica del verano» de 1997 y Sony Classical, editó rápidamente una grabación del evento y debutó en el número cinco en la lista clásica de Billboard.
En los últimos años Dun se ha dedicado casi en exclusividad a la composición de obras para concierto, algunas llevadas al medio audiovisual y muchas de ellas con fines humanitarios, lo que le llevó a ser nombrado embajador de Unesco en 2013. Obras de un gran calado como su Water Concerto for Water Percussion and Orchestra en memoria de Toru Takemitsu. Conciertos siempre innovadores en los que busca nuevas vías de transmitir al público su pasión y visión de la música, lo que le ha llevado a crear composiciones étnicamente diversas e innovadoras que se han interpretado en las principales salas de conciertos del mundo y han ganado prestigiosos premios -convirtiéndolo en uno de los compositores más destacados en el género «clásico mundial»-.
Aunque su aceptación de muchas culturas se refleja claramente en su trabajo, Tan Dun se estremece cada vez que se le compara con un embajador musical que une Oriente y Occidente. «Ya no hay Oriente, ya no hay Occidente», dijo a Time. «Mi propósito es ser flexible y volar libremente entre todo tipo de experiencias. No dejarme llevar por la ola de la cultura, moda, tendencias, ismos, escuelas; sino crear mi propia unidad».
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NOTA: Quiero agradecer esta entrada a Juan Ramón Hernández, que continúa ampliando como firma invitada nuestros contenidos relacionados con el mundo de las bandas sonoras.
Esperamos que gracias a estas entradas os animéis a descubrir fantásticas bandas sonoras y a sus respectivos compositores.
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