Ergo Proxy (エルゴ プラクシー): un viaje en el tiempo, desde Romdo al pasado

Más de una década después de su lanzamiento, «Ergo Proxy» (エルゴ プラクシー) sigue siendo una de las series más reconocidas y valoradas, todo un clásico de la animación japonesa. Hoy analizamos lo que se esconde detrás del fantástico argumento de este éxito, que va más allá de la mera ciencia ficción para adentrarse en ámbitos filosóficos y de la mitología.

NOTA: Quiero dar las gracias especialmente a Marga Adobes por su disposición para colaborar en este 10º Aniversario con un tema tan interesante como el que nos plantea en esta entrada y con el que podemos conocer aún más de la historia que se esconde detrás de un anime tan conocido como «Ergo proxy». Licenciada en Historia, desde que tiene uso de razón siempre se ha sentido atraída por Japón, por lo que a día de hoy es una apasionada del manga, el anime y los kimonos (entre otras muchas cosas).

Esto, junto a su amor por los libros, la han conducido a convertirse en editora de Chidori Books. Podéis estar al tanto de sus novedades a través de su web y sus cuentas en Facebook, Twitter e Instagram.

En primer lugar, queríamos agradecer a BlogVisual la oportunidad que nos brinda de colaborar con este artículo con ocasión de su 10.º aniversario. ¡Esperamos que queden por delante muchas más celebraciones! 🙂 No todos los días se cumple una efeméride tan redonda, ¡nuestras más sinceras felicitaciones! Para nuestro artículo de colaboración, hablaremos del anime Ergo Proxy, y más en concreto de uno de los personajes secundarios —aunque no por ello menos relevantes— de esta mítica serie de culto, procurando, en la medida de lo posible, evitar los spoilers del texto.

Ergo Proxy (producida por el ya extinto Manglobe en 2006) se ambienta en una Tierra distópica en la que la humanidad se ha visto relegada a vivir encerrada en gigantescas ciudades protegidas por cúpulas. En una de estas megalópolis, Romdo, encontramos a Re-L Mayer, nieta del regente Donov Mayer, inmersa en la investigación vinculada a los autoreivs afectados por el virus Cogito, infección culpable de despertar emociones en los androides, a los que les insufla sentimientos humanos. En el camino de Re-L se cruza Vincent Law, en apariencia un simple inmigrante de la ciudad de Mosk, pero que en realidad esconde un gran secreto. Ambos emprenderán un viaje junto a Pino, autoreiv infectado con apariencia de niña, en su deseo de conocer la verdad que se oculta tras los proxies, los emisarios de los dioses, criaturas que poseen las claves para la supervivencia de la humanidad.


Re-L, junto a Amy Lee, en la imagen de portada del álbum Fallen (2003) de Evanescence.


Superpuesta a la imagen de Re-L en el capítulo 14. la Ophelia de John Everett Millais.


Entrelazadas con el argumento de la serie, abundan las alusiones, algunas sutiles, otras no tanto, a referentes occidentales, desde el más que sorprendente parecido que guarda Re-L con Amy Lee, vocalista del grupo Evanescence, pasando por los paralelismos con la Ophelia que plasmara John Everett Millais en su inmortal cuadro, basado en el personaje homónimo de la obra Hamlet de William Shakespeare y que fue completado entre 1851 y 1852. Otros protagonistas de la serie se inspiran o hacen referencia a personajes ficticios o reales, como el androide infantil Pino (en alusión directa a Pinocho), o Kristeva, autoreiv asistente del director Raúl Greed, que toma el nombre de una filósofa. En todo caso, nos centraremos en la figura de Daedalus Yumeno, jefe médico a cargo del equipo de investigación sobre el Proxy y máximo responsable de la División de Salud y Bienestar de Romdo, cuyas referencias beben de la cultura griega y cretense.

Daedalus Yumeno

Cuenta la leyenda que Minos, rey de Creta, queriendo vengar la muerte de su hijo Androgeo, asesinado por la envidia suscitada tras haber sido el valedor de todos los galardones de las pruebas atléticas del Ática (antecesoras de las actuales Olimpiadas), marchó en primer lugar sobre Megara, que cayó bajo su espada. Posteriormente avanzó hacia la propia Atenas, que, para evitar seguir la misma suerte que Megara, capituló ante Minos y, según sus deseos, accedió a entregarle durante nueve años a siete muchachos y otras tantas doncellas, con los que el conquistador  pretendía  alimentar  al  Minotauro,  monstruosa  criatura  mitad  hombre  mitad  toro nacida fruto de las relaciones entre Pasifae, esposa de Minos, y el Toro de Creta. Este poderoso  animal, tenía como destino ser sacrificado a Poseidón, pero Minos, deslumbrado por sus cualidades, decidió destinarlo a semental de sus rebaños. Mas la cólera de Poseidón cayó sobre Minos y sus descendientes, pues, además de propiciar la muerte de Androgeo, hizo que la reina Pasifae se enamorara del Toro de Creta, del que quedó encinta. Tras alumbrar, la híbrida criatura que se alimentaba de carne humana terminaría encerrada en un laberinto, construido por orden de Minos merced al ingenio de Dédalo.

El constructor del laberinto, el hábil Dédalo, vivía en Creta junto con su hijo Ícaro, gracias a la generosidad del rey Minos. No obstante, el inventor cayó en desgracia, y Minos lo encerró en el laberinto junto con su hijo. Para escapar de su cautiverio, Dédalo ideó unas alas artificiales con las que surcar los cielos. Construidas con cera y plumas, posibilitaban levantar el vuelo, pero también encerraban un grave peligro, y así se lo advirtió a Ícaro: «Hijo mío, vuela con prudencia y guarda siempre en los aires una distancia conveniente. Si te elevas demasiado hacia el sol, su calor fundirá la cera de tus alas; si vuelas demasiado bajo, la humedad del mar las hará en exceso pesadas para tus débiles fuerzas. Evita uno y otro extremo y sígueme sin cesar».


Detalle de La caída de Ícaro, de Blondel, perteneciente a la decoración del techo del Museo del Louvre. El sol aparece personificado en Apolo, tirando de su carro solar.


No obstante la advertencia de su padre, Ícaro, confiado en demasía, voló demasiado cerca del sol, de manera que la cera de sus alas terminó derretida y él cayó al vacío, encontrando la muerte al precipitarse en el mar que desde entonces llevaría su nombre (mar Icario, entre las islas de Quíos, Samos, Patmos, Naxos y Micona). Entre tanto, arriba a Creta el héroe Teseo, hijo del rey de Atenas. Oculto entre el tributo de jóvenes que su patria enviaba a Creta, su propósito no era otro que librar a Atenas del yugo al que estaba sujeta. Joven apuesto y gallardo, Ariadna, hija de Minos, se enamora de él. Gracias a ello, y con falsas promesas de amor, Teseo obtiene de Ariadna un ovillo de lana con el que, tras matar al Minotauro, logra escapar del laberinto. Huye Ariadna con el que cree se convertirá en su esposo, mas Teseo, que nunca tuvo intención de desposarla, la abandona en la isla de Naxos, aprovechando el sueño de la muchacha, que será salvada de la vergüenza por el dios Dioniso, en cuya esposa se convertirá. En la siguiente ilustración podréis observar la referencia, en primer lugar tenemos el lienzo de Pelagius Palagi representando a Ariadna en el momento de entregar a Teseo la madeja que hará posible su salida del laberinto y a su derecha, el clon de Re-L sosteniendo un ovillo de lana roja:


Re-L2, trasunto de Ariadna


Si bien la parte mitológica de la leyenda que acabamos de referir puede ser, en líneas generales, más o menos conocida, quizá no lo sea tanto la civilización cretense o minoica que la inspiró y que, como su nombre indica, se desarrolló en la isla de Creta entre el 2700 a. C. y el 1450 a. C. Esta civilización de la Edad del Bronce del Mediterráneo oriental, que ya contaba con un sistema avanzado de escritura, se sustentaba sobre una economía agrícola —basada en el cultivo de la vid, el trigo y el olivo— y de transformación de productos y manufacturas y, sobre todo, un próspero comercio marítimo.

Plano del Palacio de Knossos, con las distintas áreas principales destacadas.

Los antiguos cretenses profesaban culto a una Diosa Madre y de la fertilidad —representada habitualmente sosteniendo serpientes en sus manos— y, además, consideraban al toro como animal sagrado, como constatan las representaciones halladas en algunos frescos, así como los altares coronados por dobles astas, en los que se ofrecían oblaciones, libaciones y sacrificios cruentos —probablemente incluso humanos—. No obstante, uno de los rasgos más emblemáticos de esta la civilización minoica fue la proliferación de una serie de palacios desde donde se controlaba y centralizaba la producción de bienes y la economía insular. La  más importante  de  estas  edificaciones  es  el  palacio  de  Knossos,  descubierto  y excavado por Arthur Evans a principios del s. XX y que, por su monumentalidad e intrincada arquitectura —con 17.000 m2 construidos y más de 1500 habitaciones—, se cree fue el origen del mito del laberinto nacido del genio de Dédalo.

Es, pues, a esta civilización talasocrática minoica a la que se vinculan las veladas o nítidas referencias que hallamos, no solo en el personaje de Daedalus Yumeno, ligado claramente al mito del creador del laberinto, o a su hijo Ícaro y al hilo de Ariadna, fusionados en la figura del clon perfeccionado de Re-L, sino también en curiosos guiños que, en forma de pequeños detalles, se cruzan casi inadvertidos ante nuestros ojos.


Fresco de la Sala de los Delfines del Palacio de Knossos.

 

Texto: cortesía de Marga Adobles.

2 comentarios el “Ergo Proxy (エルゴ プラクシー): un viaje en el tiempo, desde Romdo al pasado

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