Con más de 30 años en el mundo de la música para el videojuego y con más de 650 acreditaciones como compositora en distintos títulos, no hay duda alguna de que Yoko Shimomura (下村陽子) ha entrado por derecho y méritos propios en el Olimpo de los «Grandes compositores del audiovisual» contemporáneo.
Nacida en 1967 en la Prefectura de Hyogo (Japón), Yoko Shimomura (下村陽子) dice ella misma que desde que tiene uso de memoria su gran amor es la música. Empezó a tocar el piano a los 4 o 5 años de edad y ya mostraba un talento increíble para alguien de su edad. Según recuerda en una entrevista: “No recuerdo cuándo compuse mi primera canción pero poco después de comenzar a aprender a tocar el piano, tocaba notas aleatorias e imaginaba estar creando nuevos temas. Aún recuerdo esa primera canción que compuse, pero jamás la presentaré en público porque es algo ridículo” comenta entre risas.
Comienzos:
A los 20 años, Shimomura se graduó en el Colegio de Música de Osaka y soñaba con convertirse en una profesora de piano, lo cual le garantizaría estabilidad y buena posición social. Sin embargo, descubrió un día en las páginas de un periódico una oferta de trabajo que cambiaría sus planes: la compañía Capcom buscaba recién licenciados y Shimomura decidió mandar su solicitud ya que le gustaba el mundo de los videojuegos y los jugaba. Nunca esperó que aquella solicitud prosperara pero para sorpresa suya la contrataron, lo que supuso un gran disgusto para sus padres y conocidos: “Mis padres lloraron, mis amigos estaban preocupados y mi profesor se quedó pasmado”, comentaba la compositora en una entrevista. Ni se imaginaba el futuro que le esperaba.
Con solo formación clásica y acusando una gran carencia de habilidades para el trabajo, Shimomura entró en la nómina de Capcom en 1988, época que la compositora recuerda como muy dura y frustrante. Fue puliendo muchas de sus carencias gracias a un programa de formación con un equipo formado por más compositoras ofrecido por la compañía que incluía tutelaje de grandes músicos de la industria y rápidamente le llegó la ocasión de debutar en esta con Samurai Sword (1988) donde trabajó en la música y en los efectos de sonido. Después, llegarían Final Fight (1989) y Adventures In The Magic Kingdom (1990), pero no fue hasta que cayó en sus manos Street Fighter II: The World Warrior (1991) cuando empezó a ser considerada como una compositora a tener muy en cuenta en la industria. Para dicho juego creó canciones temáticas para cada luchador. Según sus palabras : “Para Street Fighter II me planteé junto al resto del equipo hacer música de ambiente que transmitiera la sensación de cada país. Por ejemplo, para la India no haría música india, pero sí una canción que evocara cómo me imaginaba la música en dicho país. Les dije que resultaría raro dar ese tono cómico a las canciones relacionadas con diferentes partes del mundo, pero me dijeron que no pasaba nada. Luego me vino a la cabeza hacer que las canciones fueran más rápidas y desesperadas para cuando al jugador le quedara un tercio de energía y siguiera peleando y la verdad es que algo tan disparatado funcionó estupendamente en el juego y siempre me hizo muy feliz ver a niños de otros países jugar a Street Fighter II”.
Salida a Square:
A pesar de sentirse a gusto en Capcom, con unas buenas condiciones de trabajo, Shimomura inició su camino en la industria del videojuego con el sueño de componer música para juegos de rol y debido a que cuando la compañía entró en este estilo con Breath of Fire solo le ofrecieron componer un tema a pesar de que ella había presentado muy buenas e interesantes opciones para una banda sonora completa decidió enviar una solicitud de empleo a Square. En 1993, la compositora inició una nueva andadura como compositora interna en Square Co., antes de que se convirtiera en SquareEnix. Su primer proyecto fue Live A Live (1994), una mezcla de géneros que requirió una gran variedad musical en cuanto ambientación: viajando desde el spaguetti Western a la space-opera y pasando por la fantasía medieval o el manga post-apocalíptico.
Esos mediados de los 90 fueron para Shimomura muy estresantes pues estuvo trabajando a la par en Front Mission (1995) y Super Mario RPG (1996). La compositora comentaba que fue a ver a Sakaguchi [vicepresidente de Square en aquellos años] para decirle que la olvidara para Front Mission. Pero cuando comenzó a hablar él la interrumpió y le dijo: “Shimomura, ¿estás segura que quieres decir esto delante del presidente de la compañía?” Ella se giró y vio que Mizuno (productor ejecutivo de Square a quien era muy difícil negarle algo debido a su amabilidad de carácter extrema) estaba justo a su lado. Reculó en su idea y masculló: “Claro, podéis contar conmigo”. Con lo que Shimomura junto a su compañera Noriko Matsueda comenzaron a componer la banda sonora para dicho juego con un resultado francamente bueno.
–
Imagen de artículo en as.com
–
En 1998, Yoko Shimomura hizo algo muy diferente y experimental con Parasite Eve (1998) gracias a las posibilidades tecnológicas que ofrecia la primera PlayStation. Para este juego de terror combinó música clásica y electrónica con ópera. A mucha gente entre público y crítica no le gustó esta extraña combinación. Sin embargo otros medios especializados en música elogiaron y mucho el trabajo apasionado de la compositora para esta aventura. Tras Parasite Eve llegó Legend Of Mana (1999). Un trabajo muy notable en el que la compositora sorprende con un estilo metal para algún tema de batalla así como el contar con la gran voz de Annika Ljungberg) cantando en sueco para esta obra.
Comienza la leyenda:
Siendo ya punta de lanza en el mundo de la composición para el mundo del videojuego, es en 2002 cuando llega la aventura que la hará alcanzar las más altas cotas de fama y reconocimiento: Kingdom Hearts. Un desafío de enormes dimensiones en el que Shimomura debía juntar en su música el universo Final Fantasy con el mundo Disney dándole una unidad coherente. Fue tal su implicación para dar con el camino correcto de la partitura y experiencia de juego que, como buena “gamer” lo jugó infinidad de veces grabándose con una videocámara para diseccionar sus sensaciones al verlo. Todo este arduo trabajo la llevó a firmar una impresionante partitura rica en melodías que está considerada entre las diez mejores bandas sonoras para un videojuego de la historia según la crítica especializada.
Tras este incontestable éxito con Kingdom Hearts, saga a la que sigue muy ligada hasta el presente con conciertos y espectaculares ediciones discográficas, Shimomura decidió comenzar una nueva andadura como compositora autónoma, lo que le permitió desde entonces dedicar más tiempo a su familia compaginando su trabajo de mejor forma y fundando su propia productora, Midiplex, con la que ha creado música para títulos tan destacados como Xenoblade Chronicles, Mario & Luigi: Superstar Saga, The 3rd Birthday y Final Fantasy XV. Igualmente no ha cesado, aunque en menor medida, su trabajo como compositora para distintas producciones en estos últimos años en títulos como Kurokishi to Shiro no Maou (2018), Ladderless/Oldcodex (2019) o Streets of Rage IV (2020).
Son ya más de 30 años en el mundo de la música para el videojuego, y con más de 650 acreditaciones como compositora en distintos títulos, no hay ningún lugar para la duda de que Yoko Shimomura ha entrado por derecho propio en el Olimpo de los grandes compositores contemporáneos.
–
NOTA: Quiero agradecer esta entrada a Juan Ramón Hernández, que continúa ampliando como firma invitada nuestros contenidos relacionados con el mundo de las bandas sonoras.
Esperamos que gracias a estas entradas os animéis a descubrir fantásticas bandas sonoras y a sus respectivos compositores.
–
–
–
–
–
Enlaces: Discografía destacada