Astiberri Ediciones nos presenta en diciembre de 2018, dentro de su colección Sillón Orejero una nueva entrega de uno de los títulos más emblemáticos de Shigeru Mizuki. Llega el séptimo tomo de “Kitaro“, serie rebosante de chispa que regresa llena de aventuras y repleta de yokais.
Shigeru Mizuki ganó, entre otros, el premio al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême 2007 por NonNonBa, y el premio “esencial patrimonio” del salón de Angoulême 2009, por Operación Muerte.
KITARO #7 de Shigeru Mizuki:
Kitaro regresa, en esta séptima entrega de sus aventuras, repleto de yokais a cual más inverosímil, y entre los que nos cruzaremos con la niña de las nieves, el monje de las profundidades o el insoportable cabeza de huevo. Kitaro demuestra estar en plena forma en estas diez nuevas historias.
Inmensamente popular en Japón, donde no hay niño que crezca sin devorar sus aventuras, Kitaro es el héroe emblemático de una obra que se fija en los monstruos para hablar de los hombres. Pero Kitaro es, también, una serie rebosante de chispa. Las tribulaciones de este pilluelo que debe resolver los conflictos que enfrentan a humanos y yokais, unos seres sobrenaturales que pueblan la trastienda de nuestro mundo, constituyen un auténtico placer que aúna, de forma sutil, la negrura y la ligereza.
SOBRE EL AUTOR:
Nació el 8 de marzo de 1922 en el poblado de Kohama, cerca de Osaka, aunque pasó su infancia en Sakaiminato, pequeño pueblo pesquero de la prefectura de Tottori. Shigeru Mizuki, cuyo auténtico nombre es Shigeru Mura, fue uno de los autores de manga más conocidos en Japón y con una larga carrera a sus espaldas. Con apenas veinte años es enrolado en el ejército japonés y enviado a la jungla de Nueva Guinea, en donde vivirá una auténtica pesadilla: contrae la malaria, asiste a la muerte de la mayor parte de sus compañeros y pierde el brazo izquierdo en un bombardeo. En 1957, tras una vida ya demasiado rica en recuerdos y heridas, inicia su carrera como autor de manga y se convierte en uno de los grandes narradores de historias de su país.
A lo largo de toda su obra, Mizuki no dejó de mostrar su profunda comprensión del alma humana y la empatía que siempre sintió por todas las formas de vida.
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