Kenji Miyazawa es uno de los autores japoneses más reconocidos a nivel mundial, sobre todo gracias a sus relatos y fábulas infantiles donde destaca su sensibilidad. Entre esas fábulas hoy os queremos hablar de ‘Kai-no-hi‘, que nos llega gracias a Chidori Books.

El pequeño Jomoi recibe un obsequio de la alondra – David González ©
El pequeño conejito Jomoi se percata en uno de sus paseos que la corriente del río se está llevando a un polluelo de alondra y en un acto de valentía, intenta ayudarlo, aunque se cae él también al río. Finalmente y gracias a una rama de sauce consigue salvar al polluelo, que es uno de los habitantes del bosque. Aunque el pequeño conejo cae enfermo durante unos días. Cuando se levanta y como agradecimiento, la madre de la alondra le hace entrega de un regalo muy especial, en nombre del Rey de las Alondras. Un objeto de color carmesí, el Kai-no-Hi, cuyo nombre significa ópalo. Una gema extraordinaria, fría por fuera pero con una llama interna que brilla como si se tratase de un volcán.
Una piedra hermosa, pura, cristalina, de gran belleza, que si se mira de cerca cambia el fuego interno para que se pueda contemplar la Vía Láctea. Pero sobre todo, se trata de una gema que elige a su propietario basándose en su arrojo y en la entrega que demuestra hacia los demás. Desde luego es un regalo muy valioso (pocos son los seres que han sido sus propietarios en los últimos años). ¿Será capaz Jomoi, el protagonista de la fábula, de evitar los engaños del astuto zorro? ¿Será capaz de valorar el regalo que le han hecho y de seguir cuidando del resto de animales del bosque? ¿Qué le pasará a Jomoi si se deja llevar por su orgullo?

El astuto zorro y su encuentro con Jomoi – David González ©
Hay pequeños relatos que después de ser leídos, logran mantenerse en nuestro recuerdo. No es fácil conseguir ese objetivo, conste, pues ese lugar de nuestra memoria está destinado a obras que verdaderamente tengan valor, aún siendo pequeñas en tamaño como es el caso que hoy tratamos. Kenji Miyazawa se ha convertido por méritos propios en uno de los poetas japoneses más reconocidos a nivel mundial, ya que mediante sus obras buscaba acercar principalmente a los más pequeños las enseñanzas budistas que procesaba. Obras que como ésta que hoy tratamos hagan pensar a los más pequeños, les haga reflexionar a la vez que se divierten mientras leen un cuento, sobre la moraleja que contiene esta historia y que nos habla de la trascendencia de nuestras decisiones y de las consecuencias de nuestros actos: todas las acciones que realicemos durante nuestra vida, sean buenas o malas, conllevan una reacción que del mismo modo, siendo buenas o malas, debemos asumir.
Ya depende de cada uno de nosotros y de nuestro modo de actuar el querer enmendar las malas acciones para estar en paz con nosotros mismos y con el resto. ‘Kai-no-hi’ nos presenta a unos personajes que los niños no podrán pasar por alto, metiéndonos de lleno en el bosque donde vive una familia de conejos: el padre, la madre y el pequeño hijo, Jomoi, nuestro protagonista. Un conejo que tendrá que aprender que la vida está llena de decisiones que debemos saber tomar para poder seguir creciendo y mantener la estabilidad con respecto a los que nos rodean. Miyazawa Kenji cuenta en su haber con un amplio abanico de obras entre las que destacan ‘El tren nocturno de la Vía Láctea‘, ‘Goshu el chelista‘, ‘La noche de Taneyamagahara‘ o ‘La vida de Budori Guskou‘, algunas de las cuales han sido llevadas a la gran pantalla. Y como sabemos, son obras -especialmente las destinadas a los niños- de una gran sensibilidad. Desgraciadamente, Miyazawa murió muy joven a causa de una pulmonía y algunas de estas obras se publicaron a título póstumo.

Los padres de Jomoi le enseñan a valorar sus acciones- David González ©
‘Kai-no-hi‘ se convierte en el primer título de la Colección Kodomo que la editorial dedica a los más pequeños de la casa (Kodomo es el término japonés para referirse a los niños), que además cuenta con unas fantásticas ilustraciones a todo color (las que podéis ver en la reseña son algunas de ellas) realizadas por David González, a quien desde aquí aprovecho para felicitar porque son geniales y acompañan perfectamente al texto. En conjunto nos encontramos ante una maravillosa obra que, junto a unas excepcionales ilustraciones y -dependiendo de la versión- con narración inclusive (lo que se denomina Audiolibro, para entendernos).
Recomendado para niños a partir de 8 años -aunque yo diría que para todas las edades-, creo que hoy día en la que los niños manejan las tablets y móviles mejor que nosotros, ‘Kai-no-hi’ puede ser un fabuloso regalo con el que obsequiar a los pequeños de la casa, a la par que además estoy seguro de que gustará a sus padres por el valor cultural y educativo que tiene. Sin duda sería un buen acto que tendría una buena consecuencia 😉
Como siempre, esperamos conocer vuestras impresiones sobre la obra en los comentarios de esta entrada o en nuestras cuentas de Facebook o Twitter.
Lo mejor:
- La sutileza de la narración de la historia.
- Los valores que transmite a los pequeños de la casa.
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- Unos personajes cercanos y una moraleja fácil de asimilar.
Lo peor:
- No leer el relato ahora que lo tenemos «a un click».
- Nada destacable, teniendo en cuenta que cumple su cometido con el público potencial al que va destinado.
Miyazawa Kenji (1896-1933) nació en la ciudad de Hanamaki, en la norteña prefectura de Iwate. La intensa fe budista que profesaba su familia le fue inculcada desde muy pequeño, calando profundamente en las convicciones del autor y reflejándose en su obra, en su modo de vida, y hasta en su lenguaje. Pese a que su familia gozaba de holgura económica y una posición acomodada gracias a la casa de empeños que administraba, la sociedad agrícola en la que creció Miyazawa se encontraba constantemente sacudida por el hambre y las severas inclemencias del tiempo de la zona. Miyazawa comenzó muy pronto su carrera literaria, pues cuando contaba con veintiún años vio la luz su primera publicación. Sus obras, cuentos infantiles y composiciones poéticas de tanka y versos libres, se distinguen por su derroche de fantasía y sensibilidad, por estar salpicados de ideales budistas y terminología científica, así como por un uso sublime de las onomatopeyas.
Entre sus poesías, cuyos versos están compuestos en el dialecto de Iwate, cabe destacar Primavera y Asura y Sin dejarse vencer por la lluvia, mientras que entre sus cuentos para niños, habría que citar entre los más conocidos El tren nocturno de la Vía Láctea, relato cuya inspiración normalmente se atribuye al fallecimiento por tuberculosis de su hermana Toshiko a la edad de veinticinco años. El triste acontecimiento familiar, sin embargo, marcará el comienzo de la más prolífica etapa creativa del escritor, que cuenta con una pléyade de composiciones, entre las cuales podemos citar Kai-no-Hi o El restaurante de muchos encargos. Será también la tuberculosis, contraída por Miyazawa a los treinta y un años, la que forzará al autor a retirarse de su trabajo como ingeniero, aunque no abandonará nunca su producción literaria, que prosiguió hasta el mismo momento de su muerte, desencadenada por una neumonía aguda en 1933 cuando contaba con treinta y siete años.
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‘Kai-no-Hi’ se encuentra disponible a través de la web de Chidori Books en dos formatos:
Por un lado, tenemos la versión .mobi con la que podremos disfrutar de esta fábula por 5,00€. Un excelente precio, aunque sin duda no puedo dejar de recomendaros la segunda opción, la versión .ePUB, con la que por 5,80€ tendremos la versión audiolibro que podremos utilizar desde cualquier dispositivo iBooks (iOS/OSX), Android o Chrome, y así tener a los niños flipándolo en colores mientras una voz les narra la historia mientras ellos disfrutan de los dibujos que ilustran cada parte del relato.
Una voz masculina que la verdad, suena genial -ni punto de comparación con algunos «lectores» que encuentras por internet y que leen sin matizar acentos, expresiones y demás-. En mi caso, he utilizado la aplicación iBooks del iPad y la experiencia ha sido muy buena. El tamaño del texto es más que aceptable (bastante más grande de lo habitual para que los niños puedan leerlo también), las ilustraciones están encajadas a la perfección y el pasar de las páginas se realiza con un simple toque de dedo (desde las esquinas, como si de un libro de papel se tratase).
En este caso no podemos ir mucho más allá en el análisis de la edición -puesto que no la tenemos en soporte físico-, pero al menos si que quiero mencionar que las 70 páginas con las que cuenta el libro han contado con la traducción de Soja Akiko Hashimoto y que no he encontrado ninguna frase fuera de lugar ni ninguna palabra que sonase raro. Un brillante trabajo que hay que reconocer también como es debido.
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Enlaces: Chidori Books
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