Operación Muerte (総員玉砕せよ!) de Shigeru Mizuki

Reseñamos ‘Operación Muerte‘ (総員玉砕せよ!) de Shigeru Mizuki, una obra de carácter autobiográfico y una de las grandes creaciones sobre las miserias de la segunda guerra mundial, especialmente de la práctica del gyokusai (literalmente, “atacar hasta morir con dignidad”).

SINOPSIS MANGA

Shigeru Mizuki, con una acritud desconocida en él, pasa factura a la segunda guerra mundial y, más concretamente, a la práctica del gyokusai (literalmente, “atacar hasta morir con dignidad”), un eufemismo para evitar decir crudamente lo que era: una ofensiva en la que todos los atacantes debían morir. Hábilmente, y sin caer en la caricatura, Mizuki describe el repugnante desprecio por la vida humana del mando militar nipón. Sin razón válida o sentido estratégico alguno, los jóvenes soldados eran enviados a la muerte con la expresa prohibición de volver vivos bajo pena de ejecución.

Mizuki, ganador del premio al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême 2007 por NonNonBa, nos ofrece con Operación Muerte, premio “esencial patrimonio” del Salón de Angoulême 2009, una de las grandes creaciones sobre las miserias de la guerra. “Los muertos nunca han podido contar su experiencia de la guerra. Yo puedo hacerlo. Cuando dibujo una historieta sobre este tema noto cómo me invade la rabia. Imposible luchar contra ella. Sin duda este sentimiento terrible es producido por las almas de todos estos hombres muertos hace mucho tiempo”, escribe Shigeru Mizuki en el epílogo a Operación Muerte, una obra de carácter autobiográfico en su mayor parte.


«Hemos oído que Japón está sufriendo bombardeos a diario. ¿Qué sentido tiene que estemos nosotros aquí? Lo importante es defender a la patria, ¿no?…«


Shigeru Mura, más conocido como Shigeru Mizuki, nació un 30 de noviembre de 1922 en la ciudad de Sakaiminato, en la prefectura de Tottori. De pequeño era aficionado a imaginar y dibujar yokais, algo que se refleja en su manga NonNonBa, obra que toma el nombre de una anciana de su ciudad natal que le contaba historias protagonizadas por tan singulares fantasmas. Al llegar a los 20 años (1942), se alistó en el ejercito japonés y fue destinado a Nueva Guinea, en el pacífico sur. Para Mizuki aquello fue toda una pesadilla, llegando a contraer malaria y ver morir a sus amigos de trinchera. Pero sin duda el suceso que marco su futuro profesional como mangaka fue la pérdida del brazo izquierdo en una explosión, algo que le obligó a manejarse con la mano derecha, ya que Mizuki era zurdo. Es precisamente esta dura experiencia la que le inspira a dibujar Operación Muerte en 1973. Obra con la que pretendía dar voz a todos sus compañeros fallecidos en la batallas, así como lanzar un claro mensaje al mundo sobre las barbaries cometidas por el ejército japonés. El 30 de Noviembre de 2015 recibíamos la triste noticia de su fallecimiento a la edad de 93 años tras sufrir un ataque al corazón.

Muchas sangrientas atrocidades se han cometido en tiempos de guerra. El “todo por la patria” ha justificado las más desenfrenadas acciones contra el hombre, pagando siempre justos por pecadores. Ya sea por motivos económicos, políticos, territoriales o ideológicos, las campañas militares se han cobrado innumerables vidas por conseguir su fin. Pero ¿que pasa cuando es el honor el que justifica la muerte de cientos de personas? En un Japón impregnado del espíritu de veneración y sacrificio por la patria y el emperador, huir de la batalla y con una derrota, era todo un deshonor. Era mejor ser recordado como un héroe que dio su vida en la batalla, que por un cobarde que se esconde bajo las faldas de la vergüenza. Y aunque suele decirse que una retirada a tiempo es la mejor victoria, un retroceso para tener perspectiva y reorganizarse no parecía siempre ser un buen motivo para todos los altos mandos militares. Era como si se obcecasen con la “maravillosa” idea de hacer morir en combate a los que más estaban sufriendo. Esta bien podría ser la definición de lo que es una operación muerte o gyokusai. Algo que Shigeru Mizuki vivió muy de cerca y que con rabia y repulsión relató en este maravilloso manga donde dio voz a las miles de personas que jamas pudieron contarnos su historia y del que hoy os vengo a hablar.

El manga comienza situándonos, a finales de 1943, en la Isla de Nueva Bretaña, en Papua Nueva Guinea. Un grupo de soldados novatos acaba de desembarcar en Kokopo (zona oriental de la isla) y esperan, medio ilusionados medio acobardados, su destino dentro de la isla. Su misión: aguardar la llegada del enemigo y defender el enclave a toda costa. Mentalizados para enfrentarse en combate, pronto se darán cuenta que no son los americanos su problema más inmediato, sino que primero han de enfrentarse al clima, la flora y la fauna de un paradisíaco lugar que muestra su cara más agradable para luego devorarles en sus fauces. Y si no fuera suficiente con el temor a las enfermedades, la sed, el hambre y los animales de la zona, se suma el maltrato físico y psicológico que, a modo de desahogo y disciplina, sufren de sus superiores. Con todo esto, poco a poco van sufriendo bajas sin haber disparado aun contra el enemigo. A su vez, la moral de los soldados va cayendo, desgastando rápidamente no solo las ansias de combatir por su país, sino también las ganas de sobrevivir. Hasta que un día… “¡Nos ataca el enemigo!”. Todo esto no ha hecho más que comenzar.


«Por la mañana nos levantamos temprano. Pasamos la escoba, con el trapo fregamos. Aquel cabo no deja de maltratarnos y entre llantos los días se hacen eternos…«


Lejos del estilo del cine bélico de Hollywood, Shigeru Mizuki varía de forma progresiva a lo largo del manga el tono con el que relata los sucesos. Comienza con un estilo alegre y cómico, sin llegar a la burla, y con el que a veces asiste al surrealismo. Quiere hacer ver que aún a pesar de lo exigente del servicio militar y la tensión en épocas de guerra, también había cabida para las risas, la música, el alcohol, la comida y el sexo. Este tono cómico casa muy bien con su estilo gráfico de personajes caricaturizados y trazos simples. Aunque no solo caricaturiza el aspecto de los personajes, sino también los problemas y ambiciones de los mismo. Frente al gran proyecto japonés, poco importa un soldado raso. Pero a medida que la obra se va acercando a su ecuador, este tono agradable va dando paso a otro más serio y tenaz. Las bombas y los disparos de las metralletas acallan de golpe las risas y melodías con las que los soldados mantenían a flote su moral. Con una perfecta habilidad, Shigeru consigue mostrarnos el horror de la batalla y la furia del enemigo, pero sin perder del todo parte del humor del principio.

Los personajes caricaturescos, así como la aparente simpleza de sus deseos, impiden que nos derrumbemos y echemos a llorar ante tan duro relato. Resulta llamativo el fuerte contraste que se produce entre los fondos (muy detallados y realistas) y los personajes (simples y caricaturizados). Con el estilo de estos últimos pretende mantener un cierto humor controlado de principio a fin, así como generar un fuerte impacto en el lector. La disparidad estilística enfatiza la crítica del autor, siéndole más fácil evidenciar el infierno al que estaban sometidos. Los detalles de las explosiones, los vehículos, la densa selva… nos aboca el lugar que bien podría convertirse en su tumba. Entre las muchas cosas sobresalientes de este manga, cabe mencionar el modo en que Mizuki introduce al enemigo en la escena. A partir de la segunda mitad del cómic, su presencia es constante. Se les siente de forma continuada en el entorno y en el miedo de los soldados japoneses. Sin embargo, aún a pesar de la cantidad de detalles, no les pone rostro a ninguno de ellos, ya que no es contra los americanos hacia los que proyecta su denuncia.

El maestro quiere dejar claro que los culpables de su sufrimiento y la perdida de tantas vidas humanas tienen nombres y apellidos japoneses, que estaban más cerca de lo que ellos podían llegar a pensar. El manga finaliza planteando al lector una duda reflexiva, algo que siempre agradecemos y más aún en historias tan crudas como esta. Es verdad que todos y cada uno de aquellos soldados se alistaron en el ejército (o se les obligó a hacerlo) siendo conscientes de que podrían morir, y que en caso de hacerlo lo harían por su patria siendo recordados como héroes, pero, tal y como Mizuki nos explica y nos plantea al final de la obra en una carta, ¿De verdad era necesario llegar a ese punto? Ahora os toca a vosotros haceros esa pregunta y reflexionar sobre su respuesta. Como siempre, esperamos conocer vuestras impresiones sobre la obra en los comentarios de esta entrada o en nuestras cuentas de Facebook o Twitter.


«¿Qué clase de oficial se atreve a ordenar a sus hombres que mueran como perros? ¿Acaso no es lo mismo obligarlos a participar en una operación muerte?…«


Lo mejor:

  • Estilo gráfico de personajes caricaturizados y trazos simples en contraste con los fondos detallados y realistas.
  • Tono de humor presente durante el relato para hacer más ameno y llevadero el sufrimiento real que se nos presenta.
  • La disparidad estilística enfatiza la crítica del autor.
  • Mención especial al modo en que Mizuki introduce al enemigo en la escena.

Lo peor:

  • Pese a ese estilo caricaturesco, estamos ante una obra muy dura y cruda, que quizás no sea del agrado de todas las personas o pueda herir sensibilidades.

NOTA: Quiero agradecer especialmente a Saúl Baonza, estudiante de 日本語 y un entusiasta de la historia, la cultura, la literatura y el cine de Japón, por haber querido formar parte de las celebraciones de este 10º Aniversario, colaborando dentro de nuestra sección «Firma Invitada» con esta fantástica reseña y galería fotográfica.

‘Operación Muerte’ es uno de sus mangas favoritos y sin duda así ha quedado patente en esta noticia, con la que esperamos despertar vuestro interés en la obra. Podéis seguirlo a través de su cuenta de Twitter @saulbaonza.

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Astiberri nos presenta dentro de su colección Sillón orejero una edición de ‘Operación muerte’ (総員玉砕せよ!) que sin duda está a la altura de lo que el gran mangaka Shigeru Mizuki se merece. La obra está presentada en una encuadernación rústica (tapa blanda) con solapas y tiene unas dimensiones de 17 x 24 centímetros, que hacen que sea cómodo y ligero de coger aún a pesar de que nos encontramos con un total de 368 páginas. La totalidad de estas páginas están en blanco y negro, mientras que en la portada usa el negro y el rojo dejando el blanco para el título y el nombre del autor.

La 1ª Edición salió a la venta allá por Mayo de 2010 y contó con una traducción de Alberto Sakai. La verdad es que realizó un fantástico trabajo, muy acertado. De la rotulación se encargó Ana González de la Peña y de la maquetación y diseño Manuel Bartual.

En cuanto a la lectura, presenta un sentido occidental, incluyendo una carta del autor en las dos últimas páginas. La historia está dividida en un total de 14 capítulos, con un índice al principio: 01- Kokopo, isla de Nueva Bretaña, 02- Lluvia sobre Baien, 03- Trabajos forzados y bofetadas, 04- El meñique, 05- Año Nuevo, 06- El desembarco, 07- Escuadras de asalto, 08- Avance enemigo, 09- La muerte del Sargento Honda, 10- Operación muerte, 11- Sucedió aquella noche, 12- Cabo St. George, 13- El verdugo y 14- El cabo de la masacre.

El precio de venta recomendado en la web de Astiberri es de 22,00 € -aunque como siempre, en tiendas especializadas como Amazon, del que tenéis enlace en la portada de la izquierda- puede encontrarse con un 5% de descuento por 20,90€-.

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2 comentarios el “Operación Muerte (総員玉砕せよ!) de Shigeru Mizuki

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