Mi Tagawa no ha podido iniciarse en el manga de mejor modo que con ‘Padre e hijo‘ (ちちこぐさ) (父子草), un precioso drama costumbrista que nos enseña que la paternidad es algo que se aprende paso a paso y que la mirada inocente de un niño puede contarnos muchas cosas.
Siglo XIX. Torakichi es un boticario ambulante que se pasa la vida viajando de un lado a otro visitando clientes, acompañado por su inestimable pájaro Ieji, que le sirve de guía y ayuda en muchos momentos. Nadie conoce tan bien como él las plantas, especialmente las facultades y propiedades de cada una de ellas. Como resultado de su trabajo, casi nunca ha visto a Shirô, su pequeño hijo de tres años… Pero un día, tras la repentina muerte de su Shiori, su esposa, Torakichi toma la decisión de llevarse a su hijo allá donde vaya.
Pese a las reticencias iniciales de su cuñada y su propio hermano, Torakichi ha decidido que no quiere perderse el crecimiento de su hijo, y mucho menos ser un mal padre. El problema es que aunque conoce mucho de plantas, sabe bien poco de criar a un hijo… ¿Por qué llora? ¿Tiene fiebre? ¿Le duele algo? Y es que da igual la época, la paternidad es algo que se aprende paso a paso…
“Shirô es lo más valioso que tengo. ¡Soy lo único que le queda!…«
Una vez más no puedo más que agradecer el tener una editorial como Milky Way Ediciones en el mercado, una empresa que apuesta por mantener una línea editorial con un punto primordial en sus trabajos: la calidad de las obras que nos traen. Independientemente del género y el público objetivo (por edades) al que van destinadas, no dejan de sorprendernos con una exquisita selección de títulos en los que prima la calidad (tanto en argumentos, como en dibujo, como en sus propias ediciones). Y en el caso de ‘Padre e hijo’ no se han quedado atrás. Este shônen me ha dejado un grato recuerdo y estoy expectante a que salga el siguiente tomo para continuar su historia. ¿Por qué? Pues vamos a desarrollar un poco los puntos clave de ‘Chichikogusa’ (que es el título original de la obra).
Lo primero, porque nos encontramos ante la ópera prima donde Mi Tagawa (reconocida y prestigiosa ilustradora) donde la autora ha plasmado su afición por dibujar críos, algo que siempre le ha gustado y por lo que piensa que le hace sentir mayor. De hecho, como ella misma nos cuenta en el epílogo, lleva desde los 10 años con esta historia en su cabeza y gracias a su familia, a los editores y a que es madre de una pequeña niña, ha podido llevar a cabo su sueño. Por otro lado, el título es más que acertado, puesto que esa palabreja de antes se traduce como «hierba de padre a hijo» o «amor de padre» en el argot de las plantas. Evidentemente, le va que ni pintado y además juega con la temática de la obra. Sin lugar a dudas, ‘Padre e hijo’ nos transporta a una época pasada pero con aspectos que son tan actuales hoy en día como es la labor de criar a un hijo. Pero lo que hace llamativa esta historia tan real como la vida misma y su argumento, es que está ambientada en el siglo XIX, con un toque costumbrista tan propio que se disfruta demasiado cada una de sus viñetas y sus diálogos, y que además nos encontramos con un padre que e boticario ambulante.
Podríamos decir que nos encontramos ante un fantástico slice of life de ritmo pausado, de esos que -a título personal- tanto gustan, de esos en los que te dejas llevar por su historia y por su tranquilidad, que transmiten cierta serenidad a pesar de saber que estás leyendo una historia trágica y delicada. Pues a pesar de todo, con ver la portada de este primer tomo, sabes que estás ante una historia marcada por la positividad, por la capacidad de superación y de asimilación que tiene el ser humano en condiciones adversas. No debe de ser fácil sacar a un hijo adelante, pero si se hace del modo en que este personaje intenta salir adelante, no podemos más que quitarnos el sombrero y seguir disfrutando de la lectura, de los sucesos que acontecen y especialmente del desarrollo y resolución de los mismos.
“No vuelvas a alejarte de mi. Pase lo que pase, tu padre siempre te protegerá…“
Digo esto porque, tengas la edad que tengas, algo claro es que la autora juega a contarnos una historia desde dos puntos de vista, como poco: Por un lado el del padre, que pese a haber perdido a su esposa decide tomar las riendas de la situación, dejar de huir de sí mismo y afrontar con entereza que solo él puede ayudar a su hijo a desarrollarse como individuo y a crecer con la figura de un padre que le dé consejos para formarlo y hacer de él una mejor persona. Y por otro y más importante en la historia, el punto de vista de Shirô. Un niño inocente, inquieto, de tres años, que ve las cosas de un modo diferente a los demás, cuyos sentimientos son diferentes y necesita ciertas atenciones que no cualquier persona puede proporcionarle. Un niño que ha perdido a su madre y que, pese a su edad, puede llega a ser más maduro que algunos adultos si es necesario. Y entre medias, contamos con otros personajes secundarios muy logrados y que aportan y acrecientan el interés en algunas tramas, como pueden ser los familiares de Torakichi y Shirô, los pacientes a los que trata o incluso Ieji, el pájaro (hembra) que les acompaña en su travesía del día a día y que da lugar incluso a algunos momentos cómicos dentro de la trama.
He de reconocer que en un primer momento tanto la historia como el dibujo han evocado en mi memoria otras historias como las de ‘Mushi-shi’ de Yuki Urushibara o más reciente como ‘Los dioses mienten’ de Kaori Ozaki. Por su estilo de dibujo, sencillo pero precioso, muy estilizado, de miradas y expresiones muy acentuadas, como por su historia y el contexto en el que se desarrolla, dando gran importancia a la naturaleza y a la simbología de algunos elementos de la cultura japonesa, del Japón tradicional. Los fondos son una preciosidad, al igual que los diseños de personajes, pero Mi Tagawa tampoco ha escatimado detalle en los bocetos de las plantas que aparecen en su obra. Y como no, ciertamente los personajes están muy bien tratados, gracias a unas personalidades muy marcadas y diferenciadas, que van formando el desarrollo de sus personalidades y hacen un cúmulo de figuras que marcan el interés, especialmente por la interacción que mantienen con el pequeño niño y la particular visión que él tiene de los acontecimientos.
Así que si estás buscando un manga donde prime la sencillez a la par que la calidad, un drama costumbrista cargado de positividad, real como la vida misma, con un dibujo precioso y una historia de esas que te hacen reír y llorar, ‘Padre e hijo’ no puede faltar en tu biblioteca -más aún, teniendo en cuenta la cuidada edición que ha lanzado MW al mercado-. Por mi parte, espero que al menos os haya despertado la curiosidad por leer este manga que no puedo más que recomendaros y como siempre, espero conocer vuestras impresiones sobre la obra en los comentarios de esta entrada o en nuestras cuentas de Facebook o Twitter.
“Shiori, ¿Por qué tuviste que morir dejándome solo con Shirô?…“
VALORACIÓN FINAL:
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Lo mejor:
- Una bonita historia y unos personajes que no se olvidan.
- Dibujo sencillo pero precioso, muy estilizado.
- El estilo costumbrista, la sencillez y tranquilidad del relato sin hacerse pesado.
- El añadir a la trama el contexto de un boticario y las plantas. Curioso e interesante a partes iguales.
Lo peor:
- Siendo una ópera prima, por decirlo de algún modo, no puedo decir nada negativo. Muy acertada y bien desarrollada.
Milky Way Ediciones nos presenta este primer tomo de ‘Padre e hijo‘ (ちちこぐさ 父子草) de Mi Tagawa en un total de 192 páginas -en blanco y negro-. El formato elegido vuelve a ser el formato rústico (tapa blanda) con sobrecubierta, de tamaño B6 (13 x 18 cm) y un grosor de aproximadamente 1,4 cm. La cubierta -tapa blanda- está realizada en un material de unos 300 gramos -mate- e incluye unas viñetas cómicas. Como suele ser habitual, soporta bastante bien el cambio de páginas y la impresión es muy buena (no mancha los dedos). Por otro lado la sobrecubierta a todo color está realizada en unos 200 gramos, con acabado mate, que destaca por su colorido como podéis ver en la galería inferior o en la portada del tomo en el lado izquierdo. Muy bonita, si señor. Los faldones de la sobrecubierta han sido destinados para incluir la url de la web de Milky Way, unas imágenes y un pequeño texto de Mi Tagawa. El sentido de lectura elegido es el oriental, de derecha a izquierda.
Para la traducción han contado de nuevo con Salomón Doncel-Moriano Urbano, que ya nos deleíto con un fantástico trabajo en otros títulos de Milky Way como ‘A silent voice‘, ‘Your lie in april‘ o ‘Suiiki‘, por poner un ejemplo. De nuevo, contamos con algunas notas del traductor que ayudan a comprender mejor el contexto o algunos términos relacionados con el mundo de las plantas (el argot que utiliza el boticario). Por su parte, este tomo está dividido en 6 capítulos: 1- El boticario y su hijo, 2- Viajes y llantos nocturnos, 3- Te sangra la nariz, 4- La playa y la promesa, 5- El festival de los farolillos y 6- Amor de padre. Al final se incluyen unas páginas dedicadas a explicar algunos detalles (como personajes, términos utilizados…) y un Epílogo.
El precio de venta recomendado es de 8,00 € y además, si lo compráis desde su web (con envío gratis a través de Correos) os llevaréis de regalo un precioso marcapáginas y un poster -limitados en existencias-. Si no, podéis adquirirlo en tiendas especializadas como Amazon donde se puede comprar con un 5% de descuento, pero sin esos regalos.
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Enlaces de interés: Milky Way Ediciones
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